Dolor de mandíbula, cuello rígido y cansancio: ¿y si fuera bruxismo?
¿Te despiertas con la mandíbula adolorida o el cuello tenso? ¿Sientes que duermes mal y amaneces más cansado que cuando te acostaste? Podrías estar enfrentando un cuadro de bruxismo, una condición más frecuente de lo que parece y que muchas veces se confunde con otros problemas.
Qué es el bruxismo y por qué ocurre
El bruxismo es el acto involuntario de apretar, frotar o rechinar los dientes. Puede presentarse durante el día o mientras dormimos, y sus causas son diversas: estrés, trastornos del sueño, desalineación dental o incluso malas posturas mantenidas frente a pantallas.
En muchas personas se desarrolla sin que lo noten, hasta que aparece el dolor mandibular o el desgaste dental.
Señales de alerta más comunes
Algunos de los síntomas más frecuentes que podrían estar relacionados al bruxismo incluyen:
- Dolor o rigidez en la mandíbula
- Cefaleas tipo tensión
- Molestias cervicales o rigidez en el cuello
- Cansancio muscular al despertar
- Insomnio o despertares frecuentes
- Desgaste o fractura dental
Cuando estos síntomas se presentan juntos y de forma persistente, se recomienda una evaluación clínica.
El vínculo entre bruxismo y dolor cervical
La articulación temporomandibular está estrechamente conectada a la musculatura del cráneo y el cuello. Cuando los músculos masticatorios están en tensión constante, esta sobrecarga puede irradiarse hacia los músculos cervicales y generar rigidez, mala postura y dolor crónico.
Este cuadro es frecuente en adultos que trabajan frente a pantallas o viven bajo altos niveles de estrés, como ocurre en entornos urbanos.
Opciones de tratamiento disponibles
El tratamiento del bruxismo debe abordarse de forma integral. Algunas intervenciones incluyen:
- Evaluación odontológica y uso de férulas oclusales si hay daño dental
- Fisioterapia especializada en región cráneo-cervical
- Técnicas de manejo del estrés (relajación, terapia psicológica)
- En casos severos o crónicos: aplicación de toxina botulínica en los músculos responsables
Uso terapéutico de la toxina botulínica
La toxina botulínica se utiliza en medicina para relajar los músculos que están en contracción excesiva. En el caso del bruxismo, se aplica en los músculos masetero y temporal, reduciendo la tensión, mejorando el descanso y aliviando el dolor mandibular y cervical.
El efecto comienza a notarse entre los 7 y 10 días posteriores a la aplicación y puede durar entre 3 y 6 meses.
En la Clínica Anglo Americana, este procedimiento se realiza con guía ecográfica, lo que permite mayor precisión y reduce el riesgo de efectos adversos.
Seguridad y precauciones
Cuando es administrada por un profesional capacitado, la toxina botulínica es segura. Los efectos secundarios son poco frecuentes y generalmente leves, como sensación de debilidad muscular o molestia en la zona inyectada.
Está contraindicada en personas con enfermedades neuromusculares, infecciones activas en la zona, embarazo o lactancia.
La toxina botulínica no reemplaza el tratamiento completo del bruxismo, pero puede ser una herramienta eficaz para aliviar los síntomas en casos severos o resistentes. Si tienes dolor mandibular persistente, rigidez cervical o molestias al dormir, consulta con un especialista. Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia en tu bienestar diario.


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