Es muy frecuente su requerimiento en pacientes con cáncer de mama, para evitar limitaciones en el movimiento de miembros superiores, alteraciones posturales o el linfedema de brazos. También en casos de pacientes con osteosarcomas, para el manejo de las disfunciones de las partes blandas adyacentes. En casos de cáncer de próstata o urogenital, para evitar las disfunciones del piso pélvico o la incontinencia. En cáncer de pulmón o vías respiratorias, para asegurar un patrón respiratorio adecuado y eficiente. En el cáncer del sistema nervioso, para controlar disfunciones neurológicas que puedan afectar el movimiento. En neoplasias de cabeza y cuello como la de la tiroides, para evitar alteraciones musculares a nivel cervical. En general, en toda circunstancia en la que el paciente experimente, ya sea por la cirugía, la quimioterapia o radioterapia, alguna dificultad para desempeñar actividades de vida diaria, laborales o sociales.